Cuidados infantiles y pediátricos: CUIDADOS DE LA PIEL

En esta entrada vamos a hablar sobre el cuidado de la piel en las distintas etapas pediátricas.

La piel es un órgano complejo y dinámico que lleva a cabo una serie de funciones vitales. Actúa como barrera protectora y aislante del organismo respecto al medio que le rodea y como medio de comunicación con el entorno. Proporciona, por lo tanto, resistencia mecánica ante las agresiones, disminuye los riesgos de infección, contribuye a la termorregulación corporal, protege de la exposición a la radiación ultravioleta, favorece la percepción de estímulos, etc. Consta además de tres capas distintas: la epidermis, que es la más externa y delgada; la dermis, que se trata de la capa media, la más gruesa y en la que se encuentran vasos sanguíneos, linfáticos y nervios, y la hipodermis, la capa más profunda, formada por adipocitos y en la cual la grasa forma un tejido metabólico muy activo con función protectora.

NEONATOS

Para comenzar, vamos a tratar el cuidado de la piel del recién nacido, la cual tiene un papel muy importante en la adaptación del neonato a la vida extrauterina. Esta es más delgada que la piel de un adulto porque, en concreto, su dermis y hipodermis son más finas. Asimismo, el estrato córneo (un componente de la epidermis) se encuentra menos desarrollado. La piel del recién nacido también se caracteriza por tener un pH neutro y por presentar una disminución del vello con la aparición de alopecia transitoria en los primeros meses de vida. Además, presenta una cohesión más débil entre dermis y epidermis y entre las propias células de la epidermis y las glándulas sudoríparas ecrinas son poco eficaces en el control de la temperatura.

Para poder llevar a cavo un correcto cuidado de la piel, primero debe hacerse una valoración de esta. La NSCS (Neonatal Skin Condition Scale) mide tres características: la hidratación, los eritemas y las lesiones. Esta valora el riesgo que tiene el recién nacido de presentar alteraciones en la piel. La puntuación es la suma de las respuestas de las tres características y el coeficiente varía entre 3 (el mejor estado) y 9 (el peor estado). Esta escala debe realizarse, de forma periódica, por profesionales sanitarios.

Algunos de los factores de riesgo para los neonatos son:

- existencia de edemas

- estar conectados a monitores o electrodos

- nacer de forma prematura (con menos de 32 semanas de gestación)

- haber sido intervenidos y tener ostomías o heridas

- contar con ventilación asistida y sondas endotraqueales o gástricas

- la utilización de fármacos paralizantes o vasoactivos

- poseer catéteres periféricos o centrales

La limpieza de la dermis se debe realizar cuando la temperatura corporal se haya estabilizado. Además, como los bebés nacen cubiertos por la vérnix caseosa (una capa blanca grisácea que protege la piel, disminuye su pH, proporciona lípidos y tiene un efecto hidratante), se recomienda no bañarlo hasta pasadas unas seis horas después del parto. El primer baño del recién nacido es muy importante, pues sirve para limpiar la sangre y los fluidos infecciosos, disminuir la colonización microbiana y permitir una mejor visualización de la piel. Cabe destacar también que, para la higiene, los jabones deben ser neutros o, preferiblemente, ligeramente ácidos. Si el neonato es prematuro, se deben evitar agentes de limpieza durante las primeras semanas usando, en su lugar, agua tibia. En cuanto a la frecuencia del baño, esta se debe basar en las necesidades de cada bebé.

En cuanto al cuidado del cordón umbilical, este es muy importante por tratarse de una zona de entrada de gérmenes y bacterias. Según la OMS, la zona se debe mantener limpia, seca y sin protección de gasas que puedan entorpecer esas condiciones. El cordón se acabará desprendiendo por sí mismo pasados unos 5 o 10 días desde el nacimiento y mediante un proceso de deshidratación y putrefacción.

Por último, también se debe prestar especial atención a la zona del pañal, pues la aparición de dermatitis en esa localización es una de las complicaciones cutáneas más comunes entre recién nacidos y lactantes. Se puede deber a la humedad, a la irritación producida por heces y orina, a la colonización microbiana, etc. Para evitar que esto suceda debe cambiarse el pañal con cierta frecuencia, aproximadamente en cada una de las tomas del lactante. Además, también esta probado que el uso de pañales desechables disminuye la probabilidad de padecer esta afección. Una vez que se ha retirado un pañal, se debe limpiar y secar bien la zona perineal y, luego, aplicar cremas y pomadas.

NIÑOS

Ahora vamos a hablar sobre el cuidado de la piel en niños.

Es fundamental que los padres, o los propios niños dependiendo de la edad, echen cremas, bálsamos o aceites hidratantes a sus hijos, siendo después del baño el momento más adecuado. Esto se debe a que la piel se encuentra más receptiva y a que así la crema permite mantener el agua que impregna a las capas superiores de la piel. Se recomiendan componentes como la vitamina A, la vitamina E, el karité...

También es muy importante la protección de la dermis ante los rayos ultravioletas. Para ello se puede recurrir pendras con filtro UV, gorras y viseras...

Se recomienda que los niños acudan a una revisión con el dermatólogo, como mínimo, una vez al año. De esta forma se podrán tener bajo control los lunares y manchas de la piel, que pueden indicar graves problemas.

En el momento de escoger productos higiénicos o cosméticos es importante que sean hipoalergénicos, es decir, que tengan un bajo riesgo de producir alergias. Asimismo, que no tengan conservantes, fragancias o agentes químicos que puedan dar lugar a irritaciones.

En cuanto a la ropa, se sugiere utilizar prendas de algodón naturales.

ADOLESCENTES

Por último, nos centraremos en los adolescentes.

Los tres aspectos más importantes en los cuidados de la piel son la limpieza, la hidratación y la protección solar.

Para empezar, las rutinas de limpieza son iguales en chicos y chicas. Se debe lavar la cara dos veces al día, insistiendo en la zona T (frente, nariz y barbilla), tanto si se usa maquillaje como si no. Los productos empleados no deben ser grasos y deben incluir agentes de limpieza no agresivos y no contener alcohol o jabón en su formulación. Hay ingredientes, como la rosa mosqueta, procedentes de plantas muy recomendables debido a su efecto calmante y antiinflamatorio.

En relación con la hidratación, hay una falsa creencia de que las pieles de los adolescentes, como suelen ser grasas, no necesitan de este tipo de productos porque pueden aumentar la secreción sebácea. Esto no es cierto, después de la limpieza es muy importante aplicar una crema hidratante, adecuada para cada tipo de piel.